Mediante este espacio mostraremos obras de arquitectura latinoamericanas que tienen, a nuestro parecer, ACTITUDES para con la ciudad y su entorno social y cultural que son dignos de ser destacadas, ya sea por su mirada Regionalista/contextualista, por un rescate de las tradiciones locales o por su voluntad de "hacer ciudad" mediante espacios públicos para la comunidad.

"Hacer arquitectura en Latinoamerica es un acto político ademas de estético y cultural,toda acción que transforme los espacios en función del bienestar, participación y la apropiación de la ciudad son necesarios, y es ahí donde la arquitectura no debe estar ausente."Rogelio Salmona

jueves, 20 de octubre de 2011

Las torres del parque

Obra - Torres del parque
Autor - Rogelio Salmona
Constructores - Torre A : Cuellar ,Serrano, Gomez
                            Torre B : Esguerra, Saenz, Urdaneta , Samper
                            Torre C: Pizano, Pradilla, Caro, Restrepo
Ubicación - Bogotá - Colombia
Superficie - 66.000 M2
Año proyecto - 1965-1968
Año construcción - 1968-1970





Las Torres del Parque son un conjunto de edificios de viviendas construidos entre 1965 y 1970 en Bogotá, Colombia. Se trata de tres torres de diferentes alturas que rodean la plaza de toros existente, y cuyas plantas organizan los departamentos en curvas ascendentes, haciendo eco de la forma curva de la plaza de toros.

Más que un proyecto arquitectónico, esta obra trataba de provocar un hecho urbano contundente, se buscaba la renovación de un sector, la transformación del paisaje urbano, evidenciar el paisaje natural; a través de la arquitectura; utilizar un material local dominante y crear una densidad acorde con una adecuada ocupación.


El sitio, conformado por la abundante topografía, la Plaza de Toros, el Parque de la Independencia ,abandonado hacía mas de 15 años , y la magnifica vista panorámica del piedemonte, aún no contaminado por la multitud de torres y edificaciones densas  sin sentido del lugar, debía no solo tenerse en cuenta en la elaboración del proyecto, sino y sobre todo, exaltarse por medio de una arquitectura implantada en forma tan correcta y sensible que transforme la ciudad y la moldee, que sea lugar de encuentro entre la razón, el encantamiento y la poesía. Entre la claridad y la magia; una arquitectura que se pudiera descubrir, que no se impusiese, pues es mas bella cuando se descubre con sorpresa, como se descubre la naturaleza. Finalmente una arquitectura que se integre con la existente Plaza de Toros y que permita la transparencia entre la ciudad y su piedemonte, recuperando la escarpada calle contigua al Parque de la Independencia, convertida en un jardín peatonal formado por escalinatas y rampas unidas al conjunto residencial y al parque. 



Un criterio fundamental en la concepción del conjunto arquitectónico implicaba que éste fuera abierto, como corresponde a una idea de la ciudad, democrática, tolerante y rica en espacios públicos, concebidos para el disfrute del ciudadano. De hecho un aspecto relevante de la obra es que una gran parte de su área se consagra al espacio público, ya que tres cuartos del terreno disponible se destinaron a espacios exteriores como jardines, caminos y plazoletas. Según el arquitecto, la intención era “crear el edificio a través del espacio abierto, como generador del espacio cubierto”.


 Las Torres del Parque no están hechas sólo para sus habitantes particulares, sino para todos los bogotanos. Los espacios exteriores públicos y privados se entremezclan en una lección de convivencia urbana, De hecho hoy en día, cualquier ciudadano puede recorrer el conjunto residencial, atravesarlo, y si es el caso disfrutarlo, como se disfruta un espacio público, aunque éste sea privado. No tiene rejas, no encierra a sus habitantes. Forma parte de la ciudad.


No fue fácil la labor de convencimiento de dejar el “proyecto abierto”. La idea de “seguridad” prima sobre cualquier aspecto y determina en el tejido urbano un tipo de ocupación basado en el encerramiento. La fluidez, la continuidad que existe en la ciudad va desapareciendo a medida que proliferan estos “conjuntos cerrados” enrejados y vigilados por hombres armados.La ciudad va perdiendo su esencia como es la de ser un espacio abierto, generador de convivencia, de solidaridad y de encuentros para toda la comunidad.








Al arquitecto le llevo cerca de cinco años de arduo trabajo encontrar una dirección cierta, hasta lograr desarrollar un riguroso procedimiento para encontrar materiales y sistemas constructivos que permitieran subir treinta pisos, localizar cerca de 300 apartamentos de distintos tamaños y mantenerse dentro de un presupuesto restringido.


Sin embargo, Salmona , necesitaba algo que no se lo pedía el contrato sino él mismo: expresar, con formas, la íntima convicción de que la arquitectura está enraizada en un lugar intransferible. Un lugar que no sólo se constituye en condiciones geográficas y ambientales sino también de condiciones sociales: un uso del espacio exterior, una manera de habitar, una concepción de la familia.



Era claro que un proyecto que pretendía ser transformador, estética y espacialmente de una zona no podía limitarse exclusivamente a ella. Debía también concebirse como un hito para toda la ciudad como debería serlo toda obra arquitectónica: una síntesis inteligente de vivencias, de conocimientos, de pasiones y de nostalgias, conformando un hecho cultural que no solo mejore el espacio público de la ciudad, sino que ayude en su creación y establezca una transición generosa y armónica con el espacio privado.



El Conjunto Residencial del Parque intentaba volver a pensar la ciudad como un conjunto de espacios abiertos, generadores de arquitectura y a su vez generados por la arquitectura , en el que desaparecían los espacios y lugares residuales que tanto daño le hicieron a todas las ciudades y volverla a su verdadera razón de ser: producir alegría y placer al habitarla.



uando una obra logra re-crear, conservar, integrar y prolongar pedazos de ciudad enriqueciendo el espacio público y el paisaje urbano, pasa de ser un simple hecho constructivo a un hecho arquitectónico que puede llegar con el tiempo a ser admirable y uno entiende porqué la arquitectura puede llegar a ser un hecho cultural, un arte que a diferencia de otras artes tiene la capacidad de mejorar y dignificar la vida; generar un concepto de ciudad y de espacio público, ser acorde a su tiempo, a su gente y saber extraer del fondo de la propia cultura y geografía las soluciones mas acordes a las necesidades y comportamientos humanos.



 








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